La xilografía es una técnica de reproducción de imágenes y textos a partir del grabado sobre
madera. Aunque su uso y aceptación han ido variando con el transcurso de la Historia, en la
actualidad se sigue recurriendo a la xilografía con objetivos puramente artísticos. De todos los
procedimientos posibles que tiene la práctica del grabado, la xilografía es la más antigua y
rudimentaria, también apreciada por sus posibilidades de corrección si la comparamos con el trabajo
en metal sin mordientes (ácidos).
La plancha original, denominada matriz, es primeramente cortada, pulida y
preparada. Debido a su resistencia y maniobrabilidad a la par, la madera que mejor se adapta a la
incisión artística es la proveniente del boj. Hay que tener en cuenta la dirección que toman las
fibras; si el corte es en paralelo a éstas, la preparación es llamada «a hilo». «A testa», si por
el contrario se lleva a cabo perpendicularmente. Acto seguido se plasma el diseño a lograr a base
de calcos. O incluso directamente, sin líneas previas a seguir, los grabadores vacían la madera con
las herramientas propias en las áreas blancas del dibujo, es decir, las zonas que no serán
impregnadas por la tinta. Es, por tanto, la imagen que queda en relieve lo que finalmente será
trasladado al soporte transportable, véase el papiro en la antigüedad, o el papel en edades más
modernas.
Para ello, la tinta es aplicada con rodillos sobre dicha superficie en relieve,
con el fin de que el producto no alcance los huecos. A continuación se coloca el material celuloso
a empapar sobre la madera entintada. Al retirarlo, se obtiene como resultado la estampa
xilográfica.
Los utensilios utilizados para la xilografía son también bastante comunes dentro
del mundo del
grabado.
Los objetos punzantes como las agujas y el buril son los de mayor utilidad. Los buriles no son más
que una varilla metálica terminada en formas cortantes, y protegida superiormente por un taco de
madera adaptado a la mano del hacedor. Para la
xilografía
se puede recurrir a las puntas redondeadas en el buril; imposibles de emplear cuando la matriz es,
por ejemplo, de cobre. Igualmente se acude a las gubias para zonas de vaciado amplio, las cuales,
no requieren de tanta precisión. Otros son los escoplos y los rascadores.
Las manifestaciones xilográficas más tempranas provienen de Oriente. En China
será muy recurrente para los grabados tipográficos (la escritura) ya desde las primeras centurias
de nuestra era (d. C). También en Japón, pues de la isla nipona proviene el Ukiyo-e,
conocido en Europa como estampa japonesa. Aunque su aparición data del siglo XVII, su impacto en el
Viejo continente acaecerá en el XIX, momento en el que los artistas modernos —los impresionistas
como Manet— recurren a estas imágenes de parajes naturales coloreados y asimétricos como fuente de
inspiración para sus
grabados
y pinturas, igualmente influidos por la planicie tonal de los pigmentos.
Durante la Edad Media, y en detrimento de los miniaturistas, la xilografía será
el procedimiento predilecto para la divulgación de los textos y las estampas piadosas. Seguirá su
desarrollo hasta verse desplazado por la invención de nuevos métodos como el grabado en talla dulce
(a buril)
y en camaïeu, y después absolutamente obnubilado por la aparición del
aguafuerte,
que a pesar a disponerse sobre metales (zinc, cobre), es permisivo en cuanto a retoques y
modificaciones previos al resultado final. Desde el Renacimiento alemán se conserva la obra de
Alberto Durero, cuyas láminas son fieles al detallismo y la minuciosidad propias de la cultura de
los países del norte centroeuropeo.
Con el paso del tiempo, la práctica de la xilografía generó otras
técnicas de grabado
parecidas, pero mejoradas, ya que al superponer varias planchas de madera se produce un juego en
las gradaciones de la tinta que resultaron interesantes a los artistas. Esto ocurre hacia los
siglos XVI y XVII, tanto en occidente como en oriente, mientras que en la época dieciochesca se da
con la xilografía a testa.
De igual forma, fue utilizada por los postimpresionistas (Gauguin) del XIX, por
no hablar de las Primeras Vanguardias artísticas del XX, con los expresionistas (Kirchner) y los
surrealistas (Max Ernst) a la cabeza en cuanto a su uso.
Las olas de Hokusai (1760-1849), imbuidas en el Ukiyo-e, han quedado como
iconos de la Historia del Arte, influyendo a los artistas del apropiacionismo contemporáneo, entre
ellos, el madrileño Fernando Bellver.
En la era actual, la xilografía sigue siendo defendida por los artistas de la
ilustración y las artes gráficas. Sobre madera y a color son los trabajos de Ricardo Cavolo
(Salamanca, 1982), inmiscuido en la representación de personajes circenses de centurias ya
transcurridas.

|